El Crimen Perfecto
- Andreia Moreira
- 24 mar 2020
- 1 Min. de lectura

El agua no paraba de nacerle
Por entre dedos y cavidades
Bien desde lo íntimo
Era -podríamos decir-
¡Un manantial!
Cualquier fuego: humedad luminosa.
No, no, para nada - confidenciaban
Los vecinos-
Nada de secuestrar a esos fuegos
Que aquí acudían. ¡Venían ellos!
No los exterminaba.
Apreciaba bastante la ex-
presión
de cada individualidad.
Era
-podríamos decir-
Reconfortante para los excesos
De sequedad.
A veces pasa. No sé a ti.
Te tumbas a tomar el sol
Y, derrepente, una parte de ti
d e s a - p a r
e c e
Y algo nuevo nace
En su lugar:
Un color, una tregua, una mano
extra
So: ¡Happy Birthday! Y ¡gracias!
Pero volvamos a ella.
Resonancia líquida,
Bien cristalina.
Un día
La atrapó el camino
A casa.
En lugar de entrar por la puerta
La atravesó.
No se sentó en la mesa para comer
Ni lavó antes las manos.
Corrió escaleras arriba
Dibujó en el
Techo una salida directa
A la risa de dios.
Fue así.
¿Así como?
Así como se comió una estrella.
d e s a - p a r
e c i ó
Y algo nuevo nació
En su lugar:
La lluvia de estrellas.
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